Taller de la deriva
El recorrido que hicimos al lugar de las peñas en la ciudad de Guayaquil, fue una experiencia poco encantadora. Lo principal fue que cuando llegamos al sitio empezó a salir el sol. Y como tuvimos que subir lomas y luego escaleras empezamos a agotarnos muy rápido.
Tenía mucho tiempo que no visitaba las peñas, creo que desde la nivelación de la Uartes. Entonces como han pasado aproximadamente 2 años, pensé que se me haría cansado subir las escaleras, que para hacernos cansar más, están enumeradas. Pero no fue como pensé, subí las escaleras y sude mucho por el fuerte sol, pero el transcurso fue muy rápido. Cuando llegamos al mirador, empezamos a ver todo Guayaquil. Mientras la profesora Ana comentaba como se sentía en esta ciudad, viniendo desde Quito y lo desorientada que se sentía, yo observaba todo mi alrededor y solo veía edificios y más edificios y pocos árboles. Me empecé a sentir un poco triste al saber cómo “el desarrollo de la población” ha acabado con lo que nos da vida. En conclusión mi experiencia fue alentadora al inicio pero con un final adolorido por la falta de naturaleza que es algo que en lo personal me preocupa mucho.